jueves, 15 de octubre de 2015

CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR

Hola, muy buenas:

Os habréis dado cuenta de que he estado una semana sin publicar. No es porque no haya tenido tiempo (que también), sino porque he hecho el Camino de Santiago. Y ya que lo he hecho y que es, en cierto modo, un viaje,  pues voy a hablar de él en esta entrada. Lo hemos hecho en cinco etapas de las que explicaré un poquito de cada una.

En un primer momento, un bus nos recogió el lunes por la mañana y nos llevó a una pequeña localidad lucense llamada Sarria. Allí comenzamos nuestra caminata de 22 km. Ese día llovió a más no poder, no volvió a llover en todo el camino, pero ese día nos cayó el diluvio universal. Cuando estábamos a mitad de camino entre el comienzo y la comida, hicimos una paradita para comer algo (empanada, que rica…). Después de interrumpir nuestra marcha en un mini-restaurante al mediodía, seguimos nuestra caminata hasta Portomarín. Un buen pueblo donde lo pasamos bien jugando al fútbol hasta que yo embarqué el balón.

El segundo día fue algo más largo (25 km), pero mucho más tranquilo porque la lluvia nos respetó durante todo el día, excepto quince minutitos a la mañana. Este trayecto además era bastante llano, y se pudo hacer con bastante facilidad. Esta vez engañamos a todo el mundo. Un grupo de cinco amigos (incluido yo) fuimos a un restaurante que había en una pequeña cuesta y que estaba algo escondido. Comimos muy bien y muy rápido, mientras que el resto comió algo de mala manera y tuvieron que esperar. Esa tarde también fue muy sencilla hasta nuestra llegada a Palas de Rei.

El tercer día fue un poco más difícil de lo que yo pensaba. La mañana fue tranquila, bastante llana y bastante llevadera. Comimos en Melide. Si alguna vez vais a dicho pueblo, os recomiendo que os alimentéis con un buen pulpo en un sitio llamado Garnacha. Después de nuestras tapitas de pulpo, nos tumbamos a descansar en la iglesia que se sitúa en el centro de la población. La tarde fue bastante dura, un adelanto de lo que iba a ser el día siguiente. Fue todo cuestas hasta llegar a Arzúa, en total 28 km.

El último día fue literalmente la muerte. Fue bastante difícil de hacer. A parte de hacer 36 km de golpe  y llegar a Santiago, era todo cuesta arriba y cuesta abajo (que os lo creáis o no, era incluso más difícil que para arriba). De todas formas, repusimos energías en Pedrouzo con una buena pizza y continuamos a buen paso el Camino, siendo unos de los primeros en llegar al Albergue de San Lázaro. 

El último día solo fue atravesar Santiago y llegar al Obradoiro, donde nos hicimos muchas fotos y donde compramos un par de souvenirs. Puede que el Camino de Santiago no sea tu prototipo de viaje encantador, pero te puedo asegurar que, por lo menos una vez en la vida, hay que hacerlo. Ya no es solo el Camino, sino la gente que conoces mientras lo realizas, la diferente gastronomía que vas probando, lo satisfecho contigo mismo que te sientes al acabarlo y las risas que te echas. Es un buen viaje, que recomiendo hacer si tienes un par de días libres.







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